jueves, 25 de septiembre de 2014

reisebuch

tengo pocas palabras para esta ciudad
solo los ojos abiertos
solo el asombro por primera vez
y el pulso
inconstante
en las costillas

cuando llegué hacía frío y el cielo
era una estructura roja como la piedra
del edificio en el que descanso y kai me invitó
a tomar té y yo no entendí
su acento

las aceras anchísimas no definen el espacio
de los peatones
como mi cuerpo irregular
a veces desdibujado
no puede medir la magnitud
inversa
de las palabras
que ya no sé encontrar
que ya no existen

hay encuentros interminables
gente que no se mira a los ojos
perfiles de facebook sonrientes
y una insistencia
necesaria
en la posibilidad de estar viva

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