miércoles, 31 de diciembre de 2014

domingo, 28 de diciembre de 2014

[casi] chania

camino
mucho más despacio
de lo que mis piernas
me permiten
hacerlo

he reservado
un hotel hermoso
en chania

poco me importa
lo que otros
sepan decir
cuando yo no sé decir
cuando yo puedo decir
[continúe 
así
por la línea

-el neurólogo
me sujetó
las manos

-continúe
así
por la línea
usted ya está bien
usted ya está
entre los vivos]

creta es un perro enfermo
encogido
sobre el vientre
existe en el fondo de la garganta
mirándoos con los ojos
hundidos como un perro enfermo
inmóvil
sobre el mar
al que habéis
puesto nombre

cuántas palabras me faltan
para escapar de este espacio
las palabras que aún no puedo pronunciar
las palabras en tantos idiomas
en tantos espacios
inexistentes

dormiremos en un hotel en chania
beberemos raki caliente
y por la mañana
entraré en tu cuerpo como el mar
violentísimo
sobre el que nos dimensionamos
entraré en tu cuerpo
desgarrando las barreras
de la piel
explorando la oscuridad
del pubis
por la mañana

miércoles, 24 de diciembre de 2014

tocado

me gustaría
olvidar
de alguna forma
que no fuera
a fuego
whiskey
y agujas
pero por ahora
no tengo
otra respuesta
al dolor
que no sea más dolor
no tengo
otra palabra
que el silencio
no tengo otra manera
de cambiar
que la piel abriéndose
los músculos respirando después del ejercicio
la predisposición
buscada
a dejar
de sentir

lunes, 22 de diciembre de 2014

vuelos

estoy confusa
mente
feliz
me siento lenta
poco limitada
[un cuerpo
que se extiende]
mi cabeza
no funciona
exacta
mente
como antes
va
más 
despacio
más 
profundo
toca
el
fondo
que no sé describir
y que nunca
se acabe
este silencio
escucha
este silencio

pienso:
que vamos a morir vamos a morir vamos a morir vamos a morir
el vuelo llega con veinte minutos de retraso
vamos a morir
algún día
que nunca diré esras palabras
que nunca tocaré
la curva de las escaleras

[y ahora piensa tú
lo que ocurriría
si el óxido traspasase
la frontera
de la piel
si el óxido
se colase
en el espacio frágil
de los asientos]

_  _  _  _  _  _  _ 


he vuelto a casa
mamá
es difícil
no saber estar sola
cuando tienes mucha gente
alrededor
mamá
es hermoso
estar sola
de nuevo

miércoles, 10 de diciembre de 2014

hemos hablado hoy
mi madre ha decorado mi habitación
con reflejos de navidad
le he dicho que llevaría las fotos
impresas
y veo
mis ojos
sobre otros ojos

2013 fue un año distinto
2014 está siendo un año inolvidable
doloroso
rapidísimo
feliz


sábado, 6 de diciembre de 2014

hacia atrás

lo único que conozco son las calles paralelas, los dieciséis kilómetros de aeropuerto, el vuelco diminuto en el estómago. la mujer me ha dicho que descendemos y que tengo el pelo bonito, pero yo no sé griego, pero yo puedo tocarle las manos. he ido al baño del aeropuerto. me ha bajado la regla. ahora sangro cada tan poco tiempo, como si la red absurda de capilares se hubiera concentrado en el útero, como si la vida me golpease tan dulcemente los ojos.


*   *   *


reviso correos sin leerlos, como pan lleno de semillas. pienso en follar con la vecina del segundo, la del pelo triste, los ojos tristes y el nombre fácil de pronunciar. reviso correos, anoto obligaciones, pienso que llevamos dos semanas de retraso con el documental y no puede ser, pienso que las recopilaciones no se escriben solas, pienso que esto es una oportunidad académica, pienso que no puedo hablar ahí porque no tengo nada que decir. vuelves y vamos a cocinar. comemos y me dices que las cosas a veces no van bien, pero que este mes han mejorado. estoy feliz de verte así, estoy feliz de verte aquí.

los chicos vienen más tarde. bromeamos con queer as folk. nos dices que tu casa cada día es más gay, que somos unas maricas malas. a mí me gusta el oso y el oso te levanta la camiseta y pienso que las cosas han mejorado mucho. pienso que de verdad las cosas han mejorado mucho

ojalá pudiera colocarme con eso. 


*    *    *


mi padre me llama mientras subimos. le he enseñado los gatos para que viese la posibilidad vertical de la calle, la imagen doble en el espejo. el gato que se hunde bajo la piel, que se duerme en este espacio sin tiempo. vemos toda la ciudad desde lo alto, los dos sin aire, los dos imaginando el descenso. bajamos despacio, nos llenamos de barro las piernas, comemos pizza junto a la iglesia donde otros murieron.


*     *    *


do not spray into eyes
do not spray into eyes
do not spray into eyes

como si nosotros pudiésemos obedecer
las palabras sin sentido


*    *    *


estamos solos tú y yo en el borde de la noche. anuncian una tormenta eléctrica y observamos la curva de la luz. te digo que no quiero irme, que estoy bien aquí y me dices que mañana estaré bien en berlín, que pasado estaré bien en lübeck, que al siguiente estaré bien en riga. tienes razón. tienes razón mientras me besas el cuello, mientras te pones las botas, mientras planeamos el lugar conocido del dolor.


*     *      *


desayunamos junto al mar y, aunque todavía no hay luz, las farolas ya están apagadas. descubrimos el camino a tientas y es tan fácil respirar a esta altura, con el mar arrullándome. es imposible perder oxígeno. es imposible decirte que conozco la nostalgia. es imposible desdibujar tu reflejo, las horas sin dormir, las noticias sobre el congreso. te cuento que he comprado los billetes al báltico. sonríes porque ya te lo he dicho muchas veces. me masajeas las manos con crema y granadas, me preguntas si estoy bien, si estoy bajando bien.

esta mezcla azul de endorfinas, carreteras y sueño. esta satisfacción de no ver los pájaros. te prometí  cuidarme mucho y se me quedan tantas cosas en el fondo de la garganta, tantas palabras que no sé decir. te sonrío desde la máquina de rayos X. el techo como una extensión infinita de luz. cómo olvidar el calor.

viernes, 5 de diciembre de 2014

*sub

existo en el espacio de tus dos manos
un ser húmedo
vivo
como la arcilla de quienes desdibujaron
la historia
como el mar enorme en los tobillos
como la sonrisa de la anciana
que me tocó los ojos
y me regaló
dos pájaros de pan


[thessaloniki 3.59 am]

viernes, 28 de noviembre de 2014

la luna

hoy calígula me ha mirado desde abajo
con su corona de papel
sus cordones rojos
su suave tutú de malla
y ha visto lo imposible
a través
de mi pecho
transparente

nota rápida después de ver una obra perfecta en una ciudad perfecta con una persona perfecta. después de bucear en los ojos del condenado, suponer la guillotina y oler a oscuras la leche materna. ella se sentó junto a mí y luego éramos el rojo, un punto rojo difuminado sobre esa semicúpula cristiana. al final de la calle vimos el canal. al final de la calle.

entendí a medias el teatro y entendí a medias el cine.

esta mañana he llorado. 

el cine de los caramelos de menta. los papeles con preguntas, los papeles con respuestas. ¿Me ama usted? ¿Se casará conmigo? yo siempre he sido una pregunta lanzada al aire. y me han escrito, a medias, la respuesta.

quizá en primavera.

lunes, 24 de noviembre de 2014

la gaviota

[siempre he tenido tanto miedo de vivir
como los pájaros
un cuerpo frágil en el aire
la oscilación necesaria de la presión
lo incontrolable
abriéndome el pico
desgajándome
las costillas]

anoche quisimos ver la luna en la playa
pero estaba oscuro y entonces quisimos
follar en la playa y tu
boca era una espiral
sin resoluciones y me tocaste
en silencio, me tocaste
el pecho vendado y me dijiste
que me destrozarías
martín, voy a destrozarte
me dijiste
martín
voy a tocar
el reverso de las costillas

entonces
[tú me habías llevado junto a las rocas
solo veía
el espacio        de       tu       centro]
entonces encontramos al pájaro
y nos pusimos de pie

tenía un ala extendida
sobre los miles de millones de granos
de arena que dibujaban nuestros pasos y tenía
el pico casi enterrado en la arena y tenía las plumas
de la cabeza mojadas

llamamos a la policía local
yo me senté al lado de la gaviota
y dibujé con los dedos en la arena
el espacio de las costillas
un pescador nos dijo que la gaviota se estaba muriendo
me miró y me trató de chico y me explicó
que el córtex de las gaviotas no es el córtex
de las personas y que las gaviotas no tienen sensación
de finitud

le dije que yo tampoco tenía sensación de finitud

el pájaro no estaba muerto cuando
nos fuimos
levantaba la cabeza
abría mucho el pico y se quejaba
o no
y le dolía
o no
el pájaro no sabía que se estaba muriendo
pero yo tampoco lo sabía
yo tampoco sabía nada de su existencia triangular
de las decenas de años
que acogen las alas
el silencio
de los pájaros

qué me separa a mí de la gaviota
qué distingue este limbo lento
azul
esta línea continuada que me diferencia de mí
y solo me deja tocarme
cuando soy muchas personas
cuando ya no soy
otra cosa
que la imagen en el espejo

fuimos al centro de la ciudad
a beber una cerveza y hablar de los libros
que todavía no habíamos leído
de las vidas que todavía no sabíamos
cómo vivir y te dije que ya no tenía
miedo y por primera vez
era verdad

fuimos al centro de la ciudad
reservé los billetes de tren a genova
subimos a tu casa y me follaste
desde atrás
me sujetaste el pelo corto tan fuerte
que no aguantaba el dolor
te hizo mucha gracia que aguantase los setenta azotes
y me quejara de los tirones
del pelo
después
en la ducha
te pedí que me dejaras lamerte las botas
al día siguiente
te dije que llevábamos un mes así
y que necesitaba lamerte
las botas
tú me enjabonaste la espalda
y me besaste
el relieve
de la nuca
tranquilo, perrito
todo a su tiempo
ahora es ahora

ahora volvía a ser ahora
y cerrar los ojos así
cerrar los ojos
parecía posible

ahora

volvía a ser un instante sostenido


*   *    *


muy poco antes de que yo cogiese el vuelo a barcelona que luego se volvería casa y luego vuelo a leipzig, HA y yo bajamos de verdad a la playa. estuvimos en el centro, follamos en su casa al día siguiente y, sobre todo, vimos a la gaviota. compré mi tren a genova, el pescador pensó que yo era un chico y hablamos del neocórtex, el córtex y el bulbo raquídeo. 

me pareció ofensivo hablar de esas cosas delante de la gaviota mientras esta se moría. realmente me pareció que cualquier cosa que nosotros pudiésemos hacer se volvería ofensiva para la gaviota porque en nuestra ficción humana, en nuestra omnipotencia, no podíamos hacer absolutamente nada por ella. la gaviota había elegido un espacio resguardado y se había acurrucado en una montaña de arena, a salvo del viento. intentamos darle agua. intentamos levantar nuevas colinas de arena para que no se enfriase. el pescador se rio de nosotros.

a mí se me venía a la cabeza una canción donde amanda palmer cuenta cómo remató a un pájaro moribundo. no paraba de pensar en eso. en el I'm not the killing type. miré de reojo a HA. pensé que los dos llevábamos botas militares, puntas metálicas. mis botas militares para subir montañas, para la nieve, para las super sesiones bedesemeras. mis botas militares que no servirían nunca para matar a un pájaro, como las de amanda. la gaviota se ahogaba y a mí me parecía ahogarme con ella. no podía mantener la cabeza erguida y el pico se hundía en la arena. 

el pescador-psicólogo tenía más cosas que decir sobre nosotros que sobre la gaviota. eso también me pareció ofensivo y, sin embargo, cuando nos dimos la vuelta, cuando recogimos la sudadera naranja y nos sacudimos la arena, fue él quien no se giró. nos asomamos a medias desde el paseo y le vimos arrodillado, dándonos la espalda. nos asomamos otra vez. la gaviota estaba muerta. el cuerpo tranquilo, lento.

fuimos al pub irlandés muy callados, HA y yo, pero no estoy segura de si paramos ahí o más tarde. sé que tomamos helado de vainilla y fresa en la última heladería abierta. pasaban de las dos, día de semana, los pájaros. 

HA y yo hablamos de la gaviota más tarde. nos sentíamos aliviados de que el pescador hubiese tomado la decisión que nosotros no habíamos sabido tomar. el plan de ver la playa, nadar en la playa, follar en la playa se nos fue muy lejos. faltaban pocos días para que me marchara y nos apetecía una sesión, nos apetecía pasarlo bien, poner patas arriba el género y tomarnos con mucha calma lo que viniera luego. pero esa noche realmente no nos apetecía nada. nos tomamos el helado, vimos la luna, creo que me prestó su chaqueta. creo que yo ya llevaba su chaqueta. hablamos de la canción de amanda palmer, de lo valiente que era amanda palmer. le dije que quería ponerme el pelo como ella. le dije que tenía miedo.

es habitual hablar del miedo, no tan habitual ponerle nombre. me asustaron los ojos del pájaro. me asustaba irme a alemania. me asustaba no ser capaz de decírselo a nadie, eso, que estaba asustada. me asustaba echar de menos o no echar de menos o no hablar bien el idioma o fracasar, en el sentido abstracto y extenso de fracasar. reservé los billetes a genova y los de poznan, un viaje que no hice y que cambié por praga, hamburgo y kiel. 

vimos una película esa noche. follamos esa noche y tuvimos los mimos más geniales del mundo después. me quedé dormida en la ducha, creo, o quizá fue en el sofá, o quizá fue comiendo chocolate, o quizá fue exigiendo más chocolate. me desperté y hablamos de la gaviota, de la canción de amanda palmer, de lo valiente que era amanda palmer, de que yo tenía miedo. hablábamos a menudo del miedo. 

al final creo que perdí el miedo a tener tanto miedo. cogí mis aviones, fiché en mis clases y vi el otoño empezar a comerse la ciudad. sigo dándole vueltas a lo que pasó con la gaviota y se me hace extraño, cuando he visto morir de mayores a otros animales en el campo, cuando he bajado junto al arroyo para recoger los pollitos que se habían ahogado. pero la gaviota. no poder, no decir. el pico abierto tan en silencio. y nosotros que habíamos bajado a la playa a ver la playa, a nadar en la playa, a follar en la playa. la gaviota en una semiesfera. la gaviota muriéndose. el pescador mirándonos, quizá, con escepticismo. 

flores blancas

reflexiones blancas sobre el sentido del dolor

la única manera de dialogar con el dolor
es saber que existe
antes
después
independientemente
de mí

el dolor como una extensión inexacta
a la que no sé responder
pero que puedo transformar
en lo que quiera

*   *    *

el vínculo entre el éxtasis
y el sufrimiento
o un cuadro
de san sebastián
delante de mis ojos
de mis once años
que miraban
y no entendían nada

*    *    *

consumimos tantos calmantes
al día
consumimos tantas palabras huecas
al día
consumimos tantos centímetros cúbicos
de vacío
al día
para intentar vaciarnos
de nosotros
mismos

*    *    *

-si necesitas más anestesia, pídemela
no hace falta

-¿estás bien así?


-¿sigo? nos falta solo media hora y apenas te va a quedar cicatriz


-¿así que el año que viene te vas a alemania?


-¿todo bien? ¿seguro que no quieres más anestesia?
todo bien

*    *    *

vuelvo siempre al mar
después de la operación, en los ojos del pájaro
y los hilos de metal
trenzándome el pecho
vuelvo al mar
desnuda
en silencio
el agua tan fría que levanta hielo
sobre la piel
sentir los músculos
miles de millones de células sanguíneas
moviéndose
en los capilares


*    *    *

puse flores en casa de todas las personas que me hicieron daño
volví al lugar del desastre
dejé que me pidieses perdón
te pedí perdón
hablamos
al borde del sarela
tantas noches inmóviles
hasta precisar
el espacio del dolor
hasta ocupar
el espacio del dolor

*    *    *

algún día podré hablar
de por qué no tengo marcas
en la piel de las manos
algún día podré hablar
de las articulaciones
y las agujas
algún día volveré al espacio
del dolor
algún día hablaré en el espacio
del dolor

*    *    *

después de treinta minutos de azotes
el dolor se transforma
despacio
en placer confuso
es un mecanismo químico
es una flor nacida en el cuerpo
es una manera diferente
de entender
lo que ocurre
bajo la piel

*     *     *

no recordamos el dolor
recordamos la desesperación
el miedo a sentir
dolor
pero el rayo inmóvil
que atraviesa el cuerpo
eso no lo recordamos
las lágrimas
y la manera de apretar los puños
y de morderse muy fuertes los labios
para no gritar
la rabia
la incoherencia
pero el dolor
eso no lo recordamos

*    *     *

yo sentí que se me encogía el pecho
y no me salían las palabras
y el corazón marcaba un ritmo
diferente
un principio de arritmia
y no había sonidos en el mundo
para darle forma
a mi respuesta

pero el dolor
eso lo sentí
como una ola violentísima
que me derribó llorando
sobre tu hombro

takato yamamoto

sábado, 22 de noviembre de 2014

me voy a grecia

me voy a grecia en febrero. me voy casi un mes con una mochila de diez kilos y medio, con muchas ganas. todavía me cuesta procesar la noticia. me voy a grecia. el país en el que llevo diez años queriendo aterrizar, con el que me he descantado y que necesito respirar al fin. el país que me hizo cambiar de carrera y casi de vida, al que no quise ir ni volver. cuando despegue se dibujará una imagen de nieve en el cielo de sajonia.

cosas que ya sé

en creta hay una especie de araña que se parece a la viuda negra
los últimos 300m de ascenso al monte olimpo son peligrosos
el pita gyros vegetariano es el pita gyros sin carne
mi pelo perderá el color
lloraré cuando toque el adriático
no hay espacio en mis piernas para veinticinco kilómetros al día
hay riot dogs en atenas, más valientes que todos nosotros. la crueldad de las personas.
el vértigo en meteora
el expolio es una realidad palpable
no quiero hablar una palabra de inglés cuando intente comer, decir(me), dormir
mi presupuesto no supera los setenta euros, quitando medios de transporte
lo clásico es un mito del siglo diecinueve
tendré una brújula tatuada
no me da miedo decir que tengo miedo
esquirlas de hielo en la garganta
y en las montañas
y en los ojos húmedos
de las personas


ojalá el agua sepa describir
la inexactitud
del vientre

jueves, 20 de noviembre de 2014

S9 Richtung Pankow

somos una oruga de luz
definiendo las vísceras
de un berlín
que no despierta
la ciudad todavía oscura
la soledad de los pájaros
      [tenías los ojos brillantes en el andén
          los ojos y los pájaros de un berlín
             que no despierta
                te dormiste sujeto a mi hombro]

nunca esperé los puentes naranjas
la sombra de mi cuerpo
en prenzlauer berg
el atardecer radioactivo
a las tres de la tarde

quiero quedarme aquí
cálida
y
húmeda
en el centro
de esta oruga de luz
que es el S9 a las 6.40 de la mañana

pienso tus ojos
como pájaros

salimos a ver los puentes naranjas
ya no es esa noche
y fueron todas las noches
sin dormir

la imagen en rojo
que no duele
me piden que le ponga nombre
a la nostalgia

no tengo respuestas

no he sentido
nunca
la necesidad de volver

lunes, 10 de noviembre de 2014

aprieto el cuerpo
contra el fuselaje
hasta que la piel se vuelve
una crisálida blanca
sobre las alas
sobre el hueco del pubis

aprieto el cuerpo 
contra el relieve violentísimo
del aire

he aceptado
que no puedo
parar 
el golpe

ahora
intento
girar sobre mi propio centro
mitigar el dolor
con las esquirlas
que se han quedado en los músculos

rodar sobre la tierra

quedan muy pocos metros
para tocar el suelo
escribí tantos poemas sobre sacarte del agua
tantos poemas
sobre caer
tanto miedo a caer
que podría no dormir
nunca más
en el aeropuerto
el miedo a caer

sé lo que tengo que hacer
tengo la certeza
precisa
del dolor antes de tocar el suelo

me he destrozado las manos
antes de tocar el suelo

la gravedad como el peso
imposible de sostener sobre los hombros

yo quise hacerlo bien, mamá
yo quise beber de tus huesos
perfilar la imagen doble
en los robles
de casa
pero no puedo 
mamá
no puedo hacerlo bien
no sé si sabré hacerlo bien
nunca más

ahora solo sé hacerlo
a mi manera

domingo, 9 de noviembre de 2014

El miedo devora el alma...

O el espíritu. O la esencia. O el lado hueco de la piel.

El título de esta entrada debería ser el de la primera película que vi en alemán, pero esto se queda en una mentira piadosa. Mi primera peli en alemán fue Drei, una comedia-drama-juego que me dio dos lecciones sobre la vida y me hizo reír porque las personas somos, bueno, extrañas. También vi Der Mann, der über Autos sprang y Lola rennt antes de llegar a Fassbinder. Ansgt essen* Seele auf o de cómo la intolerancia, que es miedo pero entre paréntesis, devora a las personas por dentro. De los cimientos podridos. De no ser capaz, de no ver.

A mí me parece que el miedo viene de dentro, que tiene muy poco que ver con lo que ocurre fuera. Cuando siento miedo hacia algo inmediato, un peligro real, mi reacción es rápida: esquivo un coche, no toco un poste eléctrico, apago el horno. Pero cuando se trata del miedo en abstracto, sin base o con demasiadas bases, las cosas no son tan sencillas. No quiero decir que esto sea dramático, quiero decir que esto se queda quieto a veces y que no me gusta.

Tengo miedo a no encajar, a encajar demasiado, a perderme, a no ser higiénica emocionalmente, a decepcionar. Miedo a que se haga de noche demasiado pronto y se acabe otro día y me quede menos tiempo. Miedo a no triunfar como nos han dicho durante mucho tiempo que teníamos que triunfar. Miedo al sueño americano cosido a la piel. Miedo a hacer muy pocas cosas y que se me pase el tiempo vacío. Miedo a no saber organizarme. Miedo a no hablar bien alemán. Miedo a follar con muy poca gente. Miedo a follar con demasiada gente y no saber gestionarlo. Miedo a follar como quiero. Miedo a follar y que no sea como quiero y a perder el apetito y decepcionar. Miedo a quedarme sola. Miedo a no estar sola nunca. Miedo a ser ridícula. Miedo a leer menos. Miedo a arrepentirme de un tatuaje. Miedo a decepcionar. Miedo a no saber escribir. Miedo a engordar. Miedo a adelgazar demasiado. Miedo a perder (más) la motivación con la carrera. Miedo a quedarme inmóvil. Miedo a que los demás sepan que tengo miedo.

Miedo a quedarme sola. Miedo a no estar sola nunca.

A veces necesito pisar el freno. Dejar de producir, de ser útil. Hay días en los que me cuesta muchísimo seguir cualquier tipo de rutina, ir a clase o hablar con las personas. Y tengo que permitirme ese tipo de días. Siempre salgo renovada y fresca.


*    *     *


esta canción es la anatomía del miedo


lunes, 3 de noviembre de 2014

pájaro

volví a casa sin mi silencio, sin una hora para abrir los ojos y definir las ventanas del tren.


*   *   *


había hombres tristes en praga y una cantidad terrible, exponencial y blanca de turistas. comimos verdura helada y se nos congeló la punta de los dedos. me costaba no hablar, me costaba explicarme. me preguntaron qué era, qué hacía allí, qué podía yo hacer allí. flotar sobre los pájaros. flotar sobre los pájaros y precisar el calor. las palabras y los puentes donde nos perdimos de noche.


*   *   *


hoy he pensado en cómo sería haber existido hace mucho tiempo, haber sido un hombre imagen del hombre que aparece en las caricaturas británicas del diecinueve. qué fácil es describir la otredad cuando son otros los que la señalan. cuál es mi otredad ahora. contra qué me rebelo y cómo me defino. dónde está la línea.


*    *    *


si compro ropa de marcas no éticas, producida por personas en situación de esclavitud, producida en un marco que todos conocemos. si compro ropa y me fotografío y la ropa es de chica y me sienta bien, me diréis que soy guapa. seré guapa en los ojos del pájaro.

los ojos del pájaro.

pájaro

pájaro

quién nos mira
si estamos
a veces
tan solos


*   *   *


¿por qué es un valor no cuidar? el no vínculo, la crueldad, el no necesitar cuando se necesita tanto. cómo decir el cariño y las ganas de tocar cuando es ridículo preocuparse. explicar la ausencia de cinismo, la transparencia, las miradas como de niña. yo quiero vivir un mundo donde la alegría sea una forma posible de lucha, donde la ternura se multiplique.


*   *    *


si nos pasamos la vida intentando ser quienes no queremos ser, cuándo seremos los que fuimos antes de caer. las niñas que abren huecos en las venas para el pájaro. 

las tetas caídas
el vello
el pelo tan corto
los músculos
cada
vez
más
fuertes
de las piernas

ojalá
hubiera podido abrazarme
cuando yo era una niña
con las venas abiertas
para el pájaro


*   *   *


se me ocurre que tal vez sea hipersensible. la violencia y la reacción no son singulares ni distintas de otras violencias y reacciones, pero por qué así. por qué me siento nueva, con la piel tan fina y permeable, tan susceptible. esta limitación temporal que es el marco de una vida, esta crueldad del sistema sobre la espalda.

hoy en clase hemos hablado de que un 78% de los empleados de grandes empresas tienen ansiedad, depresión y otros trastornos. y que es normal.

hoy en clase hemos hablado de que a veces uno compite, lastima y pasa por encima. y que es normal. la naturaleza humana.

ojalá extirparme de mí y de la situación-período, ojalá poder decir algo claro, ojalá aprender a posicionarme de verdad. hacer algo bien. ayudar a alguien. bien. hacer. algo. bien. enteramente bien. quiero decir. producir algo no material ni tangible ni, por supuesto, mesurable en el tiempo. ojalá no tener miedo de las consecuencias.

ojalá provocar las consecuencias, ser copartícipe del ritmo que me pauta la vida.


*   *   *


esta calma sostenida que me deja vivir. en noviembre hace frío y las hojas caen sobre las avenidas de berlín. puedo echarme de menos y permitirme caminar hacia arriba. dormiré hasta que llegue el momento. pensaré el momento, me dejaré descansar. tengo una entrevista para echar una mano con las asociaciones. quién teme al pájaro.

quién teme al pájaro.


*   *    *

monto al pájaro

/monto
la serpiente/

monto al pájaro
y le clavo las espuelas
detrás de la garganta
hasta que ya no puede respirar

sujeto al pájaro
sobre los ojos
de la niña

sábado, 25 de octubre de 2014

esto va sobre mí

me fascina la inmediatez de las palabras
la violencia de las pasiones
la certidumbre
detrás
de decir
algo
por eso cuando leí una novela japonesa
seria y dura
por primera vez
no entendí esa no consecución
esa calma
ese dolor frío
bajando por la nuca
ese dolor como una mano
abriendo la tráquea
desde el fondo
último
del cuello
lo que quiero decir
es que en el libro
había de todo
había colores había nenúfares había un paisaje
estético había una mujer madura había una prostituta
hermosa había un hombre malvado había un bebé
había un cuerpo perlado de sudor
en un traje de baño
de los estados unidos de américa
había
muchas
infidelidades
había promesas y cuencos de té y el monte fuji
sin embargo
no había violencia
nada llevaba
a nada
nadie levantaba la voz

nada llevaba
a nada

*   *   *

me interesa la consecución posible
el engranaje
desencajado
los actos que no he sabido llevar a término

esta interrupción en la línea

bip sobre bip
material(ismo)(ista)
bip bit bitcoin

*   *    *

entre los meses de octubre y diciembre de 2013
no leí libros
porque me daban miedo las palabras
entre los meses de enero y marzo de 2014
no me corrí nunca
porque me daba miedo
mirarme a los ojos
en marzo volví de parís
entre los meses de abril y septiembre de 2014
me daba miedo escribir la historia
de mis fracasos
y me quemé
los dedos
para no volver
para no volver
a verte

*    *    *

esta poesía cercana
maleable
y dócil
no es la mía

lo que tengo dentro
es una rama seca
sin género
sin respuestas
a la única pregunta
posible

*    *    *

y si todo lo que he querido ser
significase solo
la proyección
de los sueños que otros han tenido
y si mi piel se volviera transparente
y si se me cayesen los dientes
como en los sueños
que no me dejan dormir
si se me cayesen los dientes
uno a uno
la sangre resbalándome por la barbilla
como en los sueños
que no me dejan dormir

entonces
todos verían
la soledad del lobo
la soledad del lobo
la soledad del lobo
herido

*     *     *

las ballenas
yacen
en el lecho del océano
y sus hijos
les besan
la frente

dame valor
papá
dame valor
para verte
dormir

*     *     *

no quiero ser capaz de nuevo
concentrarme como antes
decir como antes

lo que ha de volver
volverá despacio
y los huesos se me enderezarán un día
las pupilas brillarán otra vez
la memoria será capaz
de retenerme

*     *     *

las cosas que me salvaban hace años
han vuelto a salvarme
hoy

*     *     *

la única manera que tengo de perdonarme
es acoger a los demás
en el vientre
todo vuelve al estómago
el mundo entero es estómago
digiriendo
la vida

*     *     *

nunca fui capaz de construir vías en las venas
fueron siempre otros
de blanco
en habitaciones insoportable
mente blancas
quienes precisaron la carne
quienes hundieron el metal
quienes transformaron mi cuerpo
en esta red de capilares
vuelta hacia fuera

*    *     *

no puedo solucionar el desastre
no puedo leer tan rápido como antes
no puedo sostener miradas
pero
puedo correr sin cansarme
puedo cuidar de animales que no tienen casa
puedo hacer teatro

*    *    *

mi pecho
está cien por cien
libre de cáncer

gardel en el quirófano

*    *     *

cuando llegue diciembre
me raparé
el pelo

martes, 21 de octubre de 2014

muertos

no se me va a olvidar nunca
la imagen en el tren
el corsé blanco bajo el vestido
los parques de compostela
que aún no conocía

no se ve me va a olvidar nunca
y estoy tan agradecida
de que fuese así
estoy tan sinceramente
agradecida
de que fuese así

haberme visto los ojos
en casa de blake
haberte arrancado los ojos
masticando
despacio
el jugo tan seco
la carne sin agua
las palabras vacías

quemamos los parques
y aprendí a tomar decisiones
a soltar responsabilidades
de la peor manera posible

hay tantas cosas que ya no se parecen entre sí

me cuesta determinar la desconexión
el miedo a la dependencia
el reflejo en violeta
no tener tiempo nunca y encontrarlo siempre
morirme de miedo
a volver
a ser
la misma
el mismo

las canciones que deberían haberme enseñado
a sentir o a querer
se quedaron en una anécdota
de hace varios siglos
y me faltó siempre
la pasión
la necesidad
de engancharme
la capacidad
para engancharme

yo nunca fui capaz de dejarlo todo
de venderte la vida
de venderte mentiras
de dejarme caer
por ti
y sin embargo
me caí tanto
para sujetarte

al final
me he quedado sin figuras
metáforas sobredimensionadas
cubriéndome los dedos
y ya no se me da bien escribir
sobre hospitales sangre pulsaciones
metal frío
porque me siento
minúscula
e irrelevante
cuando perfilo
las vías
en las venas

tengo
tanto
miedo
de volver
a ser
la misma
el mismo

este proceso tan doloroso
y limpio
ir bajando el bisturí por las costuras
que todavía sujetan
tu cuerpo inerte
tu cuerpo que ya no puede lastimarme
como una cáscara vacía
una oruga hipertrofiada
a la que se le haya olvidado la primavera
cada
puntada
que corto
me duele bajo las costillas
me abrasa la pulpa azul
de los huesos

no puedo detenerme un segundo
no puedo mirar adelante
ni atrás un solo segundo
si quiero arrastrar
esta cáscara vacía que eres
hasta el borde de la casa
hasta el alféizar
de las ventanas que he conseguido abrir
en el borde de la casa

describo el espacio
de tus manos-cadáver
de tu sombra-cadáver
que es la imagen de lo que yo fui
una vez
muchas veces
(defino palabras de marguerite
yourcenar:
tus manos
salvando mundos)

el hilo que me sujeta a la imagen
de quien fui
es más tenaz
que mis manos
y hundo los dedos en las costuras
hundo los dedos debajo de la piel
para arrancarme así
de mí
mutilando mi cuerpo con mi cuerpo
mordiendo la extensión
roja
del vientre

avanzo
hacia el equilibrio

donde he cortado
apoyo los dedos
donde he arrancado
cierro la herida
donde he quemado
acaricio
en silencio

vuelvo
a mí
y construyo
un yo
donde
existamos
todos


lunes, 20 de octubre de 2014

tengo pelos en las piernas

Dejé de depilarme porque me apeteció hacerlo. Siempre he sido una persona bastante peluda y, de hecho, durante la adolescencia tuve vello en sitios poco usuales para un cuerpo diagnosticado como femenino. Sí, se rieron unas cuantas veces en el vestuario y sí, los días antes del verano parecían una agonía. Una agonía minúscula, difícil de identificar. Una agonía común, con su dosis de humor y sus propios mitos. Pero esto no es un texto sobre mi yo de catorce años eligiendo entre la cuchilla o la cera. Tampoco un recuento de las veces que me miré al espejo muy preocupada por si se me notaba algo entre el bikini y los muslos. No. Esto va de que dejé de depilarme porque me dio la real y soberana gana de hacerlo.

Dejé de depilarme hace ya más de un año. No le di mucha importancia. Me parecía, no sé, que pasar de melena a pelo cortito por las mejillas era un cambio más llamativo. Alguna vez me sentí tensa al ir a la playa, pero después se me pasaba con el agua y la arena caliente. Claro que era consciente de mi cuerpo y, al principio, se me hacía raro verme las piernas peludas y que no pasase nada. No estaba muy segura de gustarme más o menos que antes. Solo estaba segura de eso, de que no pasaba nada.

Lo que yo intuía, pero no me esperaba del todo, era que la gente tuviera tanto que decir sobre si pasaba algo o dejaba de pasar. Me han parado más de una vez en la calle, se han reído de mí y me han señalado. Me han preguntado por qué llevo las piernas así, me han dicho que quiero parecer un hombre y, por supuesto, me han comentado que estaría mucho más guapa sin mis pelos. Me han insinuado que intento llamar la atención y que no se puede ser tan radical. Que me decida. Que los pelos no quedan bien con vestido y calcetines de gatos.

No me sorprende que alguien reaccione, pero sí lo hace la naturalidad con la que la gente se ve en posición de juzgar. Claro que con la gente no me refiero a todo individuo que me he cruzado en estos casi dos años; basta con que una persona se sienta legitimada a actuar así. Y no ha sido solo una, por supuesto. Ni dos. Ni tres.

A mí me importa una mierda todo el discurso sobre la sociedad libre y democrática en la que vivimos. Mejor dicho. Pausa. Respiro. No me importa una mierda, me quema la piel y me saca de mí. Claro que somos libres, libres de escoger uno de los modelos preestablecidos que se compran-venden. ¿Para qué se necesitan leyes que coarten, cuando el resto de la sociedad actúa como un organismo represor, cuestionador, imagen-espejo del poder? Yo soy perfectamente libre de salir a la calle con mis piernas peludas, pero me intoxicaré a ver fotos de mujeres con la piel lisa, a leer anuncios sobre los mejores sitios de depilación y a enfrentar miradas escépticas. Todos los referentes que la realidad (construida) me vomita en la cara son contrarios a la imagen que proyecto.

Y no me da la gana. No me da la gana de consumir mi cuerpo como si fuera un producto externo a mí. No me da la gana de morirme de ansiedad o de no ir a la playa o de no ponerme mis faldas favoritas. No me da la gana de aguantar los anuncios de Veet, aterrorizándome con la idea de que mi chico me deje después de darse cuenta de que no estoy depilada y que me he convertido en su peor pesadilla, un marica gordo y peludo. No me da la gana de tragar con las preguntas sobre por qué llevo ropa adorable y (clasificada como) femenina, si tengo vello de chico. No me da la gana de ser protagonista de un chiste o de que alguien teorice sobre mis problemas hormonales. No me da la gana de que minen mi autoestima o me hagan sentirme menos guapa, deseante, deseable, deseadora de toda la vida que se me ponga por delante.



Mis pelos son mis pelos. Edición limitada, suaves y totalmente inofensivos. No tengo que explicarme ni disculparme ni argumentar en favor de ellos. Yo decido si se quedan sobre mi piel o no. Todas decidimos si se quedan sobre nuestra piel o no. Y cualquier juicio sobre eso, cualquier intento de ridiculizar o restar valor, no deja de ser una intromisión sobre el cuerpo, una forma más o menos sutil de violencia.

lunes

desde que estoy aquí y no en otra parte, no en un lugar abstracto e impreciso, dibujo ritmos. ritmos constantes, a veces claros. los días de actividad extrema, las noches sin dormir, el aire. y luego estas horas. las.horas.aquí. caerse con el sol. esta paz, este olor a nuevo. la luna en el soho.

domingo, 19 de octubre de 2014

italia



he dormido menos de cinco horas estos dos días
he visto el cielo
blanco
las hierbas en el tobillo
el sol la lámpara distorsionada sobre el cielo
blanco
nunca vuelvo a ninguna parte
pienso lo que comienza

jueves, 16 de octubre de 2014

genova

si llueve en genova
saldremos a que el agua
   el agua-radiación
   el agua-cadáver
nos limpie la piel
y nos raspe
despacio
los huesos

si llueve en genova
morderemos la pulpa ácida
de la fruta que no supimos recoger
chuparemos
despacio
la sangre

si llueve en genova
nos dormiremos con los ojos abiertos
haremos del desastre una exhibición
y lo haremos
despacio

no necesitamos llegar a ninguna parte
ya estamos en alguna parte

a veces pienso el número de personas bajo
el nos
la posibilidad
de violar el poema

si llueve en genova
beberemos granizo de colores
que nos congele
la garganta

domingo, 12 de octubre de 2014

ver

Escribo poco porque cada vez escucho más y en este proceso de recibir se me hace terrible condenar algo a las palabras. Estoy descubriendo una parte de mí animal e intuitiva que me había dejado olvidada en alguna parte, en alguna esquina. Así que miro, oigo, palpo a oscuras, huelo y mastico, muerdo en silencio la vida, vuelvo a la vida.

Cuando me despierto por las mañanas y la luz es casi naranja, un haz inmenso en el ventanal para el que no puedo hacer o comprar cortinas. O cuando abro los yogures de vainilla que son verdaderamente de vainilla, con el polvo flotando sobre el blanco. O cuando cojo la bici y el olor industrial de los tranvías me golpea la cara. Leipzig huele al este de Berlín, huele un poco a Friedrichshain si se hace de noche.

Ya no me cuesta tanto entender las palabras. A veces, al leer un anuncio o un texto en la calle, lo asimilo simplemente, sin preguntarme si está en alemán o en inglés. Pero. Y este es el gran pero. Pero las cosas se vuelven más difíciles cuando me encuentro un texto del que desconozco el vocabulario, el contexto, la estructura sustentante que arma las palabras. Todo el tiempo así con el periódico. Leo los artículos de cultura y política como un rayo, pero no entiendo nada en economía y salud. No pasa nada. O sí. Pasa que me hace feliz aprender cada día.

No sé si viajo, pero estoy segura de que no soy una turista. Estoy segura de que a veces viajo, al menos por dentro.  Me siguen abrumando los grupos enormes de gente y la esquina de meditar, esa imagen tan torturada por el hype, no es una esquina sino un parque enorme.

La vida se siente así.

Dentro de una semana estaré en un bus de vuelta y jamás me ha gustado volver. Italia me habrá besado los párpados antes de dormir, aunque no me dormiré, aunque me quedaré siempre despierta. Habré visto las fuentes y habré follado en un ático precioso de Genova. Es muy raro tener ganas de follar otra vez, después de los meses tan complejos. Es muy raro sentirse tan deseosa de vivir. Hoy me he despertado con hambre, hambre de la que te nace en el fondo del vientre, hambre de consumir y crear. Las cosas me importan. Cada vez me tocan, me atraviesan más. Y me entran ganas de follar, de gritar de rabia, de haceros una bufanda a todos, de vestirme de hombre, de leer a Bataille en la plaza del ayuntamiento con mi ridícula fonética alemana.

Hace un año no me había imaginado que las cosas estarían así, que tantas personas me sostendrían, que me sentiría tan libre. La única rebeldía posible vuelve a ser tener ganas, sumar siempre, hacer siempre. Estoy tan feliz y orgullosa de mi cuerpo cuando responde, cuando se dobla, cuando corro los parques del sur y llego a los puentes sudorosa, cuando me corto el pelo muy cortito. Mi cuerpo responde. Mi cuerpo es una máquina perfecta y equilibrada sobre la que nadie va a venir a exhibir su moral.

Ha sido empezar a pensar en mí misma de una maldita vez y entrarme las ganas salvajes de tenderme a lxs demás. Ahora escribo muchos correos aunque mis amigxs no estén cerca, pregunto a la gente cómo está cuando siento que quiero hacerlo, no me quedo esperando. Cuanto más me vuelvo hacia mí, más capaz me siento de ir al centro de animales o pasarme a colaborar con una de las asociaciones que hay aquí. No me siento obligada a cuidar o sujetar, no me siento la madre de nadie, no me siento, en definitiva, necesitada de pagar con afecto y preocupación para sentirme valorada o capaz. El afecto se me sale, se me multiplica y más que (pre)ocuparme, me ocupo, me lleno de actividades y me vuelco a las cosas que me parecen importantes.

Hay una palabra en alemán para decir conexión, vínculo o relación que me encanta. Verbindung. Hurgando en las raíces y la estructura de la palabra, me engancho a un verbo, el verbo binden. Lo he visto traducido de mil maneras distintas, con mil connotaciones distintas. Binden sirve para atar, retener, trabar o incluso establecer un contrato. Pero también es unir, combinar o vincular. No quiero que se me olvide nunca.

miércoles, 8 de octubre de 2014

la vida

la primera vez que cogí un tren sola
tuve miedo
billete sencillo coruña-santiago de compostela
el 14 de septiembre de 2011
perdí dinero al no saber utilizar
los descuentos
de estudiante

desde entonces
duermo sola en aeropuertos
no me quito nunca
las botas de clavos
no me quito nunca
las botas
como una lágrima delicadísima
en la curva 
de tu pecho

no tengo grandes tragedias de las que hablar
porque la vida es ahora
ha sido siempre
un fluido inexacto
en las muñecas
y a veces
preciso
las dimensiones del desastre

aquí la vida son cafés enormes
carreras en el parque 
cuando llueve muy fuerte
supermercados a punto de cerrar
hombres sumisos
con los ojos
como mundos
aquí la vida son moratones en las piernas
al caerme de la bici
buses nocturnos a polonia
direcciones en google maps
noches de aeropuerto
aquí la vida son palabras difíciles
acentos japoneses
música folk
bolitas de falafel con zanahoria
aquí la vida se parece al gel de vainilla
se parece a mi infancia
se parece a la persona que siempre
he querido
ser

día 30

me extiendo
sobre el eje mismo de las corazas
que ya no necesito
para seguir viva

martes, 7 de octubre de 2014

joyeux anniversaire

lo que más me molesta de estos años
es no haber aprendido a escribir
bien
quiero decir
a poner las comas en su sitio
y llegar a alguna parte con las palabras

me siento en la curva del río
y pienso
ideas vagas

pienso
por ejemplo
en repartir invitaciones
para vivir la precisión del escalpelo
junto al pezón
para vivir
me explico
el peso de las cicatrices
las mañanas blancas de enero
al fin
sin piel

suelo decir que estoy bien
suelo ser experta
en acumular días
solía saber cómo utilizar
las palabras

desde hace un año
las cosas
no acaban de encajar

hay personas fantásticas
una historia fantástica
una trayectoria fantástica
pero falta
quizá falta
quizá sea posible
no niego eso
y la coherencia que ya no imprimo
a mis actos

aprendo otras lenguas
para desaprenderme a mí
para des-mecanizarme
des-intoxicarme
de las palabras que me conforman

pero las cosas
aún así
no han vuelto a ser las mismas

el sentimentalismo como la última imagen
de la adolescencia
la vulnerabilidad aprendida
todo lo que quise decir
en la playa del orzán
la última noche de septiembre

nunca había definido así el espacio de las costillas
está bien así
¿está? ¿bien? ¿así?

reviso en silencio
lo que escribí hace meses
hace años
quizá
y descubro la intuición del dolor
más precisa
que el dolor en sí

agradezco el dolor intuido
levanto los brazos

lo saludo
en silencio

porque cuando supe dimensionar el dolor
cuando abrí los ojos
bajo la lluvia finísima de porto
y grité
[es posible
que gritar
sea excesivo]

el dolor que intuí
los poemas abandonados en españa
todas las noches durmiendo en el hueco de tu hombro
y el miedo que me enseñaste
a tener
el miedo a las cosas grandes
a las cosas pequeñas
el miedo como un espacio infinito
ramificándose
dentro de los pulmones
una red de capilares
a la inversa

la hipoxia

el miedo que aprendí a tener
como se aprende a ser una señorita
a follar pidiendo permiso
a no ser muy ruidosa
a depilarse antes de que llegue el verano
a bromear sobre las lesbianas
a cometer locuras adolescentes
para morirse de aburrimiento
después

si hubiera aprendido
a decidir
¿quién sería ahora?
¿donde viviría?
¿tendría otras palabras en la boca?

sin embargo
he llegado a alguna parte
y ha sido solo la tensión
la oposición tenaz
al miedo
la que me ha traído aquí

y desde este punto
puedo ir a cualquier parte

¿quién sería ahora
sin el dolor intuido
sin la confirmación
sin la negación
violentísima
del miedo?

las palabras de los demás
no funcionan
igual que las mías
hay un espacio distinto entre las paredes
que no puedo tocar
intento alcanzarlo con las palabras de los demás
pero no funcionan
igual que las mías

eso ya lo he dicho

he dicho ya tantas cosas
he vivido ya tantas vidas
he descubierto tantas posibilidades

pero no he sabido callarme
no he querido callarme
nunca

jueves, 2 de octubre de 2014

me parece necesario entusiasmarse con la vida.

tengo una bici nueva
me he duchado escuchando Die Ärzte
no hace frío y es octubre
he comido tarta de cereza
hemos hablado de la muerte
los ojos de E. sonreían

es fácil entusiasmarse con la vida

miércoles, 1 de octubre de 2014

de noche

Tuve un acosador a los diecisiete años. Fue un verano largo, casi dos meses y medio. Fue una palabra. Nunca pasó nada grave, pero pasó algo extremadamente grave, algo extremadamente llamativo. Es decir. Pasó. Pasó que un tío me acosó durante casi tres meses cuando yo tenía diecisiete años.

Cada vez que llego a una ciudad nueva, me siento intimidada y tranquila al mismo tiempo. Huelo las calles, toco las hojas y veo las bicicletas cruzarse. Es difícil, o no, acostumbrarse a los espacios y las horas. Aquí anochece a las siete y las mañanas empiezan muy rápido, sin avisar. La gente come temprano y no te mira si llevas el pelo azul.

En mi barrio hay mucha población inmigrante, o eso me dicen a veces cuando comento dónde vivo. Yo también soy inmigrante, aunque tenga la piel muy blanca y hable un alemán aceptable. Pero no basta con eso, supongo. En mi barrio hay gente de fuera y gente de dentro. Es un barrio seguro. Cuando se hace de noche pasan pocos coches y hay farolas brillantes que no te dejan perderte. Hay edificios, pintadas, contenedores, escuelas y personas. Mi barrio es un barrio normal.

Mi cuerpo es un cuerpo normal, normativo o no. Un cuerpo que no me apetece cambiar ni esconder. Y últimamente me siento muy segura cuando camino por mi barrio de noche. Piso fuerte con las botas y pienso que el miedo no puede quitarme lo que yo no esté dispuesta a entregar. Mi cuerpo ocupa un espacio y significa, se dimensiona, camina y tampoco tiene miedo. Aquí la gente no te mira mucho, pero te dice la hora y grita Fahrrad! cuando está oscuro y es posible que no veas la bicicleta.

Hay algo lento y extraño en no tener miedo. Hay algo de rebeldía en no tener miedo.

sábado, 27 de septiembre de 2014

así

the wide Mississippi, the whisky, the Christian town 
were useful to me only as new words to write down 
new words to write down



a veces la gente dice
que parezco mayor
por dentro

que soy segura de mí misma
(sobre todo
para ser
una chica

una “chica”)

que manejo muchos idiomas
(sobre todo porque aprendí
mi alemán
en un año)

que vivo con calma
(incluso cuando no conozco
a nadie
y empiezo a hablar)

si la gente viese el hueco en el estómago
las noches en blanco
las horas sin decir nada
los errores que aún no he cometido

a mí me gustaría decir
en realidad
la angustia
de crecer
sin darme cuenta
y esta
soledad pesada
en los huesos

nos enamoramos para comprar tragedias terribles
a un precio muy barato, y ni eso
se me da bien

me he venido
aquí
sin grandísimas historias que contar
solo la capacidad
de hilvanar
el silencio

me gustan las palabras
las mañanas bajo el edredón
el sol de otoño que se va apagando
el gel de vainilla
los tintes de colores para el pelo
me gusta que haya cuatro opciones vegetarianas
en el comedor de la universidad

me gustan las palabras
y no saber echar de menos

está bien así

las cosas que me importan ya no se parecen
entre sí
las cosas
en definitiva
ya no
y está bien así

está muy bien así

jueves, 25 de septiembre de 2014

I guess this is how hapiness feels like. Slow, easy, warm, Autumn, (self)trust, missing, queer, new, travel, Deutsch, people, cherry, quiet, dark, lust, learn, book, green-blue, free.

reisebuch

tengo pocas palabras para esta ciudad
solo los ojos abiertos
solo el asombro por primera vez
y el pulso
inconstante
en las costillas

cuando llegué hacía frío y el cielo
era una estructura roja como la piedra
del edificio en el que descanso y kai me invitó
a tomar té y yo no entendí
su acento

las aceras anchísimas no definen el espacio
de los peatones
como mi cuerpo irregular
a veces desdibujado
no puede medir la magnitud
inversa
de las palabras
que ya no sé encontrar
que ya no existen

hay encuentros interminables
gente que no se mira a los ojos
perfiles de facebook sonrientes
y una insistencia
necesaria
en la posibilidad de estar viva