miércoles, 25 de marzo de 2015

decir la verdad

son las seis y diez de la mañana. ha amanecido hace mucho tiempo y la luz en la habitación blanca es cegadora, aunque mucho signifique así o tres minutos. tanto que hacer hoy y noto la ansiedad en la garganta, la parálisis lenta extendiéndose. he estado aquí muchas veces. he salido de aquí muchas veces. faltan cincuenta minutos. cuarenta y nueve. no sé cómo aceptar que estoy despierta y la luz tan violenta.

me levanto. voy a la cocina, me como uno de los dulces que ha traído K de japón. sabe a té y a chocolate. tengo muchas ganas de llorar. friego cacharros de ayer y se me cae un vaso. lo piso sin querer. me quedo quieta, muy quieta, más inmóvil que bajo las sábanas. limpio los cristales rotos y limpio la sangre porque limpiar la sangre.

agua fresca en la cara, ducha y ropa. debería conseguir más pantalones. debería raparme todo el pelo de una vez. en una semana H estará por aquí, podríamos llevar el rapado juntos. la ansiedad remite un poco. he pensado en pájaros mientras desayunaba y ya no se me seca la boca. me echo crema de aguacate para que no se me siga rompiendo la piel. cosas con rosa mosqueta para las cicatrices.





salgo corriendo. la rueda de la bici está pinchada, debería arreglarla, debería hacer muchas cosas. hoy haré muchas cosas. voy al edificio enorme y me pierdo buscando un aula. A me envía un mensaje, me pregunta qué tal, si ya he resuelto el problema. primera sonrisa honesta de la mañana. H me escribe si he traído el arnés y pienso en follármelo mientras pasan estudiantes, pasan luces y pasan minutos ante la puerta. pienso en follármelo, en los libros que no he comprado en lehmanns, en el viaje a polonia.

leo a anne carson en el clara zetkin. un hombre corre y hoy no hay eclipse. quiero parar al hombre y confirmar que estoy viva, pero este sol tan violento y caprichoso, tan absoluto, tan semejante a mí no me deja. no me levanto. estoy tumbada y feliz, absoluta sobre la hierba. leo a carson y sorbo la vida de las páginas. este libro se mojó la noche que llegamos a kastraki. caminamos siete kilómetros bajo la lluvia hasta descubrir la casita junto a meteora. todas las tabernas cerradas, todos los hombres sonriendo. recuerdo kastraki.

me compro una cinta para adornar y resaltar mi ausencia de pelo. raparme me ha enseñado que mi cabeza es preciosa. raparme me ha enseñado que hay cuerpo más allá del pelo, las uñas rojas, las tetas.

le cuento a A que me ha llegado el libro electrónico y que por fin podré leer todo lo que tengo por delante. tres visitas burocráticas. en el banco me sonríen mucho. ojalá no trabaje en un sitio así nunca, ojalá me den el trabajo en la tienda de comida ecológica para este semestre. ojalá que F estuviese aquí para hablarle de la tienda de cosas ecológicas y los rollitos veganos.

en casa hablo un rato con K. me cuenta muchas cosas de sus viajes, le cuento cómo he pasado la pausa entre semestres y me hace feliz ver que ha sido muy feliz. me hace feliz ser muy feliz. más dulces japoneses mientras preparo chai y leche y azúcar y miel. K me pregunta por campos de trabajo en las cíes, quiere saber, está muy interesado. cómo me gustaría irme yo también este año.

pienso estocolmo. ojalá volar a suecia para presentar un libro o cuidar animales. ojalá volar a suecia para subir y subir hasta la ciudad más al norte, kiruna, ojalá encontrar una manera de llegar a la costa. debo hablar con H de estocolmo. debo dejar las cosas preparadas. debemos dormir en buses.

K ha dicho que mi alemán es bueno. E también. das habe ich nicht so einfach bemerkt/gemerkt. el juego de palabras que no funciona si lo pronuncio yo.

no he parado en casa en una semana, en cinco semanas, en ocho semanas. tengo que escribir en un sitio que no sea auf dem Weg, colgada de una preposición que no me representa. pero ahora quiero bajar a correr porque hace calor y un día maravilloso y siento mi cuerpo como un motor sin fin. siento mi cuerpo tan lejano al miedo de esta mañana.

corro. caliento, corro, estiro, miro a los chicos turcos que bajan la calle y ellos no me ven. ven a través de mí. me ven. me gritan. todas estas cosas son posibles, pero no sé de ninguna. solo respiro de vuelta a casa. hoy voy a escribir. hoy estoy o estaré escribiendo, o diré. o diré la verdad.

esta tarde escribo. esta tarde leo y me concentro. esta tarde acabo el horario. esta tarde me masturbo tan, tan deliciosamente. esta tarde me ducho otra vez porque me gusta el olor a vainilla. esta tarde me rapo. esta tarde escribo. salgan todos a la calle. esta tarde escribo.

domingo, 22 de marzo de 2015

claro que tengo miedo. miedo de perder la parada o despertar en rusia sin visado. miedo de que el cáncer se me coma la piel y no haya cirugía posible. miedo al fracaso y a decir que tengo miedo al fracaso. miedo en las ciudades sin luna, en las ciudades demasiado iluminadas. miedo a caminar por la calle y personas que se ríen de mí en idiomas que no entiendo, aunque en realidad no se rían de mí. miedo al concepto de realidad. miedo a perder a mis amigos. miedo a no tener un orgasmo nunca más. miedo a ser una mala Top. miedo a que las cosas que poseo me posean a mí o a no poseer cosas o a no poder comer. miedo a suspender y a perder trabajos y a tener trabajos.

tengo miedo de todas estas cosas,
pero me da mucho más miedo morir sin haber vivido
y por eso sigo caminando

domingo, 15 de marzo de 2015

escribo
nos va a llenar el corazón
y me pregunto si tengo el pecho tan grande
para soportar la tinta

lunes, 9 de marzo de 2015

meteora cuando llueve

son las once de la mañana. apenas vemos la curva que sube y la cara de los hombres rusos. hay una imagen en la montaña que se hunde en la niebla, como si la montaña naciese del cielo y nuestra forma de caminar se volviera incoherente, innecesaria. como caminar cabeza abajo. no hay montaña, solo piedras como montañas que existen en este lugar del mundo y en ningún otro. como nosotros, que existimos aquí en nuestra anodina falta de duplicidad, en nuestra imposibilidad de estar en otro lado. existimos aquí, calados de frío, llenos de agua, lamentando no haber traído comida.




descubro un mapa pequeño en la curva e inventamos el camino de los helechos. tú caminas detrás y te escucho respirar muy fuerte, apartar las gotas de agua que se acomodan en los párpados, aceptar con incredulidad esta certeza selvática. no paramos nunca. subimos el puente, bajamos las piedras, resbalamos en el musgo. respiramos muy fuerte los dos, palpando la humedad y no el aire, aceptando la certeza de subir.

grabas un vídeo y digo que somos muy jóvenes. paramos en el altar, incoherente en esta violencia de las hojas y los árboles y la tierra y las rocas de seiscientos metros y los caminos de los monjes. paramos en el altar insultantemente sacro y yo me subo la camiseta y siento el frío terrible en el vientre. los dos respiramos muy fuerte, más fuerte, como respira la tierra bajo los cuerpos, como respiraron quienes cayeron desde el borde de las rocas y murieron hace meses, hace años, hace siglos.

abrimos la verja y es una metáfora pequeña, inútil, repetida, mala, posible. la escuchamos cerrarse detrás. ante nosotros el valle. ante nosotros la niebla, la violencia de las campanas y el semblante de las curvas. se me pega la ropa a la piel y tengo tanta lluvia en los ojos que ya no sé llorar.

seguimos subiendo. sale el sol. me esperé arriba y allí estaba.



la imagen del deseo
se hizo enorme en tu boca
y es posible que alguien
además de nosotros
tuviese razón




sábado, 7 de marzo de 2015

pelo


hoy he aterrizado en alemania con agua debajo de las uñas. muy feliz y con más espacio en los pulmones. he apretado cuerpos, he sonreído y he vuelto a casa. la luz seguía en el mismo sitio y las manchas de sangre menstrual también. fregar, limpiar, sacar brillo, tirar, suprimir la posibilidad del polvo. y luego arrodillarme en blanco/negro para cortar mis primeras puntas verdes.















dame













er schlachtete den guten Hund 
 das Herz ward ihm so schwer 
 sie schlang ihn in ihr Maul hinein 
 kein Knochen blieb zurück

lunes, 2 de marzo de 2015

agios nikolaos

es la última noche que dormimos aquí
he dejado las pastillas sobre la cama
y un plano imposible de la estación/KTEL
al que no hemos ido hoy
pero iremos mañana

[no amanecerá mañana
sin haber tocado la estación
y es posible
que sí eche de menos los barcos
que sí afirme este espacio
como un reencuentro]

he perdido la manera
de ver las cosas con perspectiva
pero si debo elegir entre vivir muy rápido
y volver a casa
afirmo este lugar como la única forma
de encontrar
mi centro
equívoco

chania II

si la imagen del mar es una bóveda
y entiendo aún así
la posibilidad del cielo
entonces
volver a verme en una playa
donde nunca estuve
debe parecerse al futuro
que admití perdido

si las formas de mi cuerpo
son un asta firme 
en la arena
y mis manos se prolongan
con el viento
si respiro y se me llenan los pulmones

si vuelvo a no entenderme sin mí
a hablar lenguas extranjeras
a hacer el amor durante horas
si soy (a veces) algo abstracto
con un cuerpo
concretísimo
si soy alguien que escribe
si nunca he querido dinero
si
duermes
hoy
a mi lado

si soy, al final,
una posibilidad abierta
sobre el mar de chania
que nos lame los tobillos

[la guerra gana a la paz
pero yo cierro los ojos
junto a la montaña]

hospital en creta

a la una de la tarde
hay una tranquilidad imposible
en la sala de espera

un hombre se muere
junto a la máquina de oxígeno
su mujer le sujeta las manos
y le canta una canción

no hay nada extraordinario
en el color de las baldosas
ni en el suero antitetánico
que me extrema los músculos

un hombre anciano se muere
junto a la máquina de oxígeno
los niños ríen muy alto

hay un reguero de pájaros
en la luz sin agua
mientras llegamos a un acuerdo
sobre las pastillas

tres comprimidos al día
para impedir el asedio del verde
en las arterias
el florecimiento de la vida
en el epicentro del sistema nervioso
tres comprimidos al día
antes de reinventar
el camino