sábado, 6 de diciembre de 2014

hacia atrás

lo único que conozco son las calles paralelas, los dieciséis kilómetros de aeropuerto, el vuelco diminuto en el estómago. la mujer me ha dicho que descendemos y que tengo el pelo bonito, pero yo no sé griego, pero yo puedo tocarle las manos. he ido al baño del aeropuerto. me ha bajado la regla. ahora sangro cada tan poco tiempo, como si la red absurda de capilares se hubiera concentrado en el útero, como si la vida me golpease tan dulcemente los ojos.


*   *   *


reviso correos sin leerlos, como pan lleno de semillas. pienso en follar con la vecina del segundo, la del pelo triste, los ojos tristes y el nombre fácil de pronunciar. reviso correos, anoto obligaciones, pienso que llevamos dos semanas de retraso con el documental y no puede ser, pienso que las recopilaciones no se escriben solas, pienso que esto es una oportunidad académica, pienso que no puedo hablar ahí porque no tengo nada que decir. vuelves y vamos a cocinar. comemos y me dices que las cosas a veces no van bien, pero que este mes han mejorado. estoy feliz de verte así, estoy feliz de verte aquí.

los chicos vienen más tarde. bromeamos con queer as folk. nos dices que tu casa cada día es más gay, que somos unas maricas malas. a mí me gusta el oso y el oso te levanta la camiseta y pienso que las cosas han mejorado mucho. pienso que de verdad las cosas han mejorado mucho

ojalá pudiera colocarme con eso. 


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mi padre me llama mientras subimos. le he enseñado los gatos para que viese la posibilidad vertical de la calle, la imagen doble en el espejo. el gato que se hunde bajo la piel, que se duerme en este espacio sin tiempo. vemos toda la ciudad desde lo alto, los dos sin aire, los dos imaginando el descenso. bajamos despacio, nos llenamos de barro las piernas, comemos pizza junto a la iglesia donde otros murieron.


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do not spray into eyes
do not spray into eyes
do not spray into eyes

como si nosotros pudiésemos obedecer
las palabras sin sentido


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estamos solos tú y yo en el borde de la noche. anuncian una tormenta eléctrica y observamos la curva de la luz. te digo que no quiero irme, que estoy bien aquí y me dices que mañana estaré bien en berlín, que pasado estaré bien en lübeck, que al siguiente estaré bien en riga. tienes razón. tienes razón mientras me besas el cuello, mientras te pones las botas, mientras planeamos el lugar conocido del dolor.


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desayunamos junto al mar y, aunque todavía no hay luz, las farolas ya están apagadas. descubrimos el camino a tientas y es tan fácil respirar a esta altura, con el mar arrullándome. es imposible perder oxígeno. es imposible decirte que conozco la nostalgia. es imposible desdibujar tu reflejo, las horas sin dormir, las noticias sobre el congreso. te cuento que he comprado los billetes al báltico. sonríes porque ya te lo he dicho muchas veces. me masajeas las manos con crema y granadas, me preguntas si estoy bien, si estoy bajando bien.

esta mezcla azul de endorfinas, carreteras y sueño. esta satisfacción de no ver los pájaros. te prometí  cuidarme mucho y se me quedan tantas cosas en el fondo de la garganta, tantas palabras que no sé decir. te sonrío desde la máquina de rayos X. el techo como una extensión infinita de luz. cómo olvidar el calor.

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