me voy a grecia en febrero. me voy casi un mes con una mochila de diez kilos y medio, con muchas ganas. todavía me cuesta procesar la noticia. me voy a grecia. el país en el que llevo diez años queriendo aterrizar, con el que me he descantado y que necesito respirar al fin. el país que me hizo cambiar de carrera y casi de vida, al que no quise ir ni volver. cuando despegue se dibujará una imagen de nieve en el cielo de sajonia.
cosas que ya sé
en creta hay una especie de araña que se parece a la viuda negra
los últimos 300m de ascenso al monte olimpo son peligrosos
el pita gyros vegetariano es el pita gyros sin carne
mi pelo perderá el color
lloraré cuando toque el adriático
no hay espacio en mis piernas para veinticinco kilómetros al día
hay riot dogs en atenas, más valientes que todos nosotros. la crueldad de las personas.
el vértigo en meteora
el expolio es una realidad palpable
no quiero hablar una palabra de inglés cuando intente comer, decir(me), dormir
mi presupuesto no supera los setenta euros, quitando medios de transporte
lo clásico es un mito del siglo diecinueve
tendré una brújula tatuada
no me da miedo decir que tengo miedo
esquirlas de hielo en la garganta
y en las montañas
y en los ojos húmedos
de las personas
ojalá el agua sepa describir
la inexactitud
del vientre
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